Radio Nacional de España




jueves, 27 de diciembre de 2007

China tiene 47 millones de blogs, pero sólo el 36% se actualizan

cadenaser.com

La censura del país asiático hace que los internautas prefieran los foros de opinión para hablar de temas políticos
Un estudio sobre el uso de blogs en China, del que se hizo eco hoy la agencia estatal Xinhua, indica que una cuarta parte de los internautas del país asiático -47 millones de un total de 180 millones- han escrito bitácoras, pero sólo un 36 por ciento las actualiza con frecuencia
El estudio, llevado a cabo por el Centro de Información de la Red Internet en China, muestra un aumento de los blogs con respecto a sondeos llevados a cabo el pasado año (en septiembre de 2006 se calculaban unos 34 millones de blogs), así como el de bitácoras actualizadas (un 30 por ciento hace 14 meses).
El sondeo actual señala que aunque la población bloguera es todavía reducida con respecto al total nacional (un 3,6 por ciento en un país de 1.300 millones de habitantes) aumenta rápidamente desde que el primer blog chino fue registrado en 2002.
Según el estudio, un 30 por ciento de los autores de blogs en China son estudiantes o jóvenes que comienzan a trabajar (ingresos inferiores a 500 yuanes, o 50 euros), mientras que un 23 por ciento reciben un salario de entre 1.500 y 3.000 yuanes (150-300 euros).
Los foros de opinión más populares
Los blogs en China se han convertido en importantes herramientas de opinión en un país donde los medios de comunicación están fuertemente controlados por el Gobierno, aunque Pekín también busca limitar el uso de las bitácoras.
Para este fin, las autoridades censoras contemplan la posibilidad de pedir a todos los escritores de bitácoras en China que se registren con su nombre y apellidos reales, algo que ha recibido fuertes protestas por parte de la comunidad internauta.
Pese a la popularidad de los blogs, en China todavía son más usados los foros de discusión y debate (llamados BBS) para expresar opiniones sobre temas políticos y otros asuntos controvertidos.
Asimismo, algunas de las bitácoras de China se cuentan entre las más visitadas del mundo, como la que escribe la conocida actriz y directora Xu Jinglei, quien en ocasiones ha conseguido colocar su blog en el primer lugar del ranking mundial.

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domingo, 9 de diciembre de 2007

La mano de obra roja de Franco

elpais.com

Fueron condenados a muerte, pero el régimen 'perdonó' a los más sanos para que reconstruyeran el país - La Ley de Memoria los reconoce como víctimas

"Nos mudamos aquí para poder estar cerca de mi padre, porque nosotros vivíamos en Campo de Criptana, en Ciudad Real, pero había muchas más chabolas, por lo menos, 12. Nadie podía pagarse una casa de alquiler y en cada piedra hueca vivía una familia. La nuestra ha aguantado más porque la construyó mi padre en un permiso. Era muy buen albañil", explica Milagros, orgullosa. "Le habían conmutado la pena de muerte por 30 años de cárcel para venirse aquí. Siempre decía que en Bustarviejo había vuelto a nacer porque si lo querían para trabajar, no le iban a matar".
Milagros, que 64 años después sigue viviendo en Bustarviejo, no había vuelto por el destacamento, ni por su antigua casa, pero enseguida descubre que no ha olvidado un detalle: "Esto era la puerta, ahí iba un camastro donde dormíamos mi madre y yo, el techo lo tapábamos con matorrales", dice desde el interior de las piedras tratando de dibujar en el aire, como un mimo. La falda de la montaña está estampada de piedras amontonadas, restos de otras casas de otras familias. "Sólo había mujeres y niños", recuerda Milagros.
Los maridos, los padres, los presos, vivían justo enfrente, en el destacamento. "Cuando nací, mi padre ya estaba preso. Lo vi por primera vez a los cinco años", recuerda Antonio Sin, de 69, hijo de otro de los presos que acabaron en Bustarviejo después de haber estado condenado a muerte. "Éramos de Colunga (Huesca) y hasta que nos pudimos alquilar una casa en el pueblo, pasábamos los veranos y las Navidades en las chabolitas enfrente del destacamento. Estuvimos en Bustarviejo hasta que cumplí los 16. Mi madre, que era maestra, solía darles clases a los hijos de los otros presos".
La reciente Ley de Memoria histórica ha indemnizado por primera vez a los presos de los campos de trabajo, excluidos en 1990 de otra ley que indemnizó sólo a presos recluidos en cárceles. Ahora se les conceden 6.000 euros, pero sólo a los que estuvieron tres años como mínimo en algún campo de trabajo.
Cerca de 6.000 presos de distintos destacamentos de la zona trabajaron en las obras del ferrocarril de Madrid-Burgos. Socavaron túneles, levantaron viaductos, construyeron estaciones y tendieron vías. Por cada día de trabajo le descontaban otro de condena. Los contratistas y las industrias que empleaban esta mano de obra debían abonar a la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones el salario íntegro que correspondería pagar por su trabajo a un obrero libre, unas 14 pesetas al día, pero de ahí, Prisiones se quedaba con 1,50 por la manutención del preso, que se llevaba cincuenta céntimos para sus gastos. Si estaba casado "legítimamente" (por la iglesia) a su esposa le daban dos pesetas al día y otras dos por cada hijo menor de 15 años. El resto del salario del preso se ingresaba en la Hacienda estatal.
"El patronato de redención de penas por el trabajo se convirtió en uno de los más eficaces instrumentos del régimen para mantener en funcionamiento su sistema represivo", explica Juanjo Olaizola, director del Museo Vasco del ferrocarril y experto en trabajos forzados en estructuras ferroviarias. "Permitió disponer de una mano de obra que en caso contrario hubiese permanecido ociosa en cárceles y campos de concentración, al tiempo que los jugosos excedentes que generaban los jornales de los presos y que eran ingresados en la Hacienda estatal, producían los recursos económicos necesarios para financiar la maquinaria represiva e incluso aportar lucrativos excedentes a las arruinadas arcas del Estado".
Los destacamentos penales se ubicaron siempre cerca de las grandes obras y eran los propios patrones de las empresas adjudicatarias los que acudían a las prisiones a seleccionar al personal: los más sanos, los más fuertes. Al quedar libres, muchos de los presos siguieron trabajando para la misma obra y la misma empresa porque en sus condenas siempre iba añadido el exilio. "Eran los libertos. No podían volver a su entorno y seguían en la obra. El hijo de un preso del destacamento de Bermeo me contó una vez que nunca tuvo claro cuándo su padre había dejado de ser preso", añade Olaizola. Así lo hicieron también los padres de Milagros Montoya y Antonio Sin en Bustarviejo.
Un equipo de arqueólogos liderado por Alfredo Rubial intenta ahora reconstruir la vida de este campo de trabajo a través de los restos bajo los edificios. Es la primera vez que en España se hace un análisis arqueológico de un campo de concentración. El alcalde de Bustarviejo, José Manuel Fernández (IU), está ilusionado con la idea de convertirlo en un museo de la Memoria
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sábado, 8 de diciembre de 2007

Procesan a un periodista de 'Le Monde' por publicar información oficial secreta

FIRMÓ VARIOS ARTÍCULOS SOBRE TERRORISMO ISLÁMICO

elmundo.es/foto google
EFE
PARÍS.- El periodista del diario francés 'Le Monde' Guillaume Dasquié ha sido procesado por haber publicado informaciones sobre terrorismo procedentes de un informe secreto de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE).
El procesamiento tuvo lugar en la noche del jueves al viernes y ha causado malestar en el rotativo, cuyo director, Eric Fottorino, ha declarado que se trata de un acto "grave y chocante".
En abril pasado, 'Le Monde' publicó una información firmada por Dasquié que se basaba en datos de la DGSE para asegurar que los servicios secretos franceses habían alertado en enero de 2001 a sus colegas estadounidenses de planes de Al Qaeda para secuestrar aviones.
El aviso tuvo lugar ocho meses antes de los atentados contra EEUU, el 11 de septiembre de 2001, y el vespertino francés decía contar con 328 páginas de diferentes documentos de la DGSE con la mención "confidencial".
El Ministerio de Defensa presentó entonces una demanda por la divulgación de esos datos y ahora el juez antiterrorista Philippe Coirre ha decidido su procesamiento por la difusión de documentos "que tienen el carácter de secreto de la defensa nacional". De ser declarado culpable de ese delito, el periodista se enfrenta a una condena que podría llegar a cinco años de prisión y 75.000 euros de multa.

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