Radio Nacional de España




domingo, 18 de marzo de 2007

Medicina Legal y Periodismo

Prof. Dr. Guido Berro Rovira.

Comunicar medicina legal exige conocimiento medicolegal.

El periodista tiene la libertad de dar noticia de hechos medicolegales, pero las imprecisiones y errores en nuestro medio son tales y tan comunes que merece detenernos a pensar si no sería necesaria la instrumentación de por ejemplo un curso libre o abierto de "Medicina Legal para periodistas", donde no sólo se adquieran terminología técnica adecuada y conocimientos medicolegales básicos, sino también aspectos forenses (judiciales) y éticos del manejo de la información de esta disciplina especializada de la medicina y el derecho médico.
Con la realización del curso, por ejemplo, se abrirían también perspectivas de tratamiento de la información que cada periodista utilizaría como mejor entienda.
La medicina legal es un campo donde atraviesan y concurren todo género de conflictos humanos, de las personas consigo mismo o con otras, con hechos de violencia o connotaciones judiciales y sometidos a los criterios normativos, legales. Es, desde el periodismo, una fuente inagotable de hechos que interesan y conmueven y deberían ser trasmitidos con cierto rigor técnico, ponderación y prudencia.


Los grandes hechos medicolegales son difundidos rápidamente por la prensa, muy frecuentemente con imprecisiones y sin una valoración adecuada de las consecuencias. Esto provoca en los informantes, cierta reticencia y temor al dialogo con los periodistas por lo que pueda interpretarse o trasmitirse. Creo que deberíamos abordar estos temas que entiendo redundarían a favor de todos. La Medicina Legal se conocería mejor y se valoraría desde una visión social de la misma.
El ejercicio de la medicina y también seguramente del periodismo, exige además el establecimiento de principios éticos que encaucen las relaciones. En el caso de la medicina, con los pacientes y familiares, con los colegas y con la sociedad. A su vez estos principios no deben representar una limitación a la libertad personal ni ser considerados una cortapisa, lo cual sería una deformación del verdadero sentido de la ética.
La ética no entorpece, ayuda, evita los abusos y la deshumanización de la ciencia y de la información.
Eleva a quien la practica.
La sociedad asiste asombrada al progreso científico, que parece no tener límites ni barreras, junto con el asombro, aparece el temor. Entonces sólo cabe la información veraz, objetiva, sin sensacionalismos, imparcial, cautelosa y respetuosa. O dicho de otra forma: ética.
Por otra parte, en el transcurso de las últimas décadas, nos encontramos con aumento de reclamos de supuestos o verdaderos problemas que escapan a la práctica médica mayoritaria, ordinaria y correcta y que denuncian apartamientos de la lex artis en el ejercicio profesional del médico. Esto ha llevado a muchos médicos ante tribunales judiciales, pero también, como en ninguna otra profesión, al juzgamiento por los propios colegas mediante tribunales éticos o arbitrales de autorregulación y siempre que ha sido posible preservando la dignidad del cuestionado, lo que merece ser destacado. Es este otro tema importante a manejar con el periodismo, es decir todo lo concerniente al adecuado manejo de la información en los casos de Responsabilidad Médica que toman difusión pública o pueden tomarla.
No quiero que se me entienda mal, no propongo que no se hable de faltas médicas, sino que se maneje la información adecuadamente. Por ley, no podrían salir en la prensa los nombres de los procesados primarios y en lo personal, cuido de no divulgar un caso, una sentencia, si no está firme y aún así incluso, sin dar nombres.
En un momento en que la sociedad se halla en un estado tal que lo que antes se consideraban cosas muy reservadas, se hacen públicas; que en los medios de difusión se muestran "intimidades" de las vidas de las personas, en un momento en que en la televisión se ven eminentes colegas explicando interioridades de futbolistas, políticos o de personas que han sido violentadas o agredidas, o a quienes se les trasplantó un órgano; que unidades de emergencia móvil a través de los noticieros televisivos entran en nuestros hogares, que se nos han mostrado suicidios en vivo y directo....¿sería más sensato terminar para siempre con los secretos?. ¿Considerar la intimidad personal y acaso la dignidad como algo histórico, fuera de lugar y que se opone al progreso, etc? Creo que a pesar de estas circunstancias actuales todo el mundo siente la necesidad de la propia reserva, necesidad de guardar un conjunto de buenas obras o incluso un currículo delictivo, pero en intimidad al fin de cuentas; intimidad que constituye uno de los bienes fundamentales de la persona humana. Baste por ejemplo con suponer que se trata de un familiar o ser querido el que es victima del escarnio público para comprender lo que quiero transmitir. Intimidad que es también pudor, aunque en nuestra cultura parecería, y así la ley lo toma, el atentado violento al pudor solo refiere a lo sexual.
Nos estamos interrogando qué cosa es lo que puede comunicarse, que cosa debe preservarse y cual debe guardarse celosamente. Porque, como se ha dicho: una herida se venda, una injuria se perdona pero el que revela un secreto no tiene esperanza.
Sería impensable tratar este tema como médico sin hacer referencia al juramento hipocrático, que en lo concerniente al tema nos dice: "Callaré todo lo que, en el ejercicio de la profesión y hasta fuera de ella, pueda ver y oír, referido a los seres humanos, que no tenga necesidad de ser divulgado, estimando que estas cosas tienen derecho al secreto de los misterios".
Mucho tiempo ha pasado desde Hipócrates, y hoy consideramos que "estas cosas" aún sin que "tengan la necesidad de ser divulgadas", podrían serlo en un marco adecuado de veracidad y respeto y que el tiempo ha llevado a dar paso al "derecho al secreto de los misterios", a la obligada discreción y trato respetuoso y digno, así como neutral, objetivo, cauteloso y ponderado, de asuntos tan delicados que tocan frecuentemente aspectos íntimos de la o las personas involucradas.
Quizás la idea de un curso de Medicina Legal para periodistas se concrete y en el futuro la información pública sobre casos medicolegales sea dada en forma mejor documentada y más objetiva, pues entre las funciones que puede tener la Medicina Legal junto al Periodismo está la de trasmitir e informar para prevenir a la sociedad contra hechos de características perjudiciales.
En síntesis, reconociendo el derecho a la información que tienen todos los ciudadanos, creo que la misma debe ser brindada de tal forma, que sea lo más veraz, precisa y a la vez respetuosa de los principios fundamentales y valores inherentes a la persona, como son la dignidad, la intimidad y el pudor de todos los conciudadanos.
Otras veces el afán por dar una noticia lleva a apresuramientos y prejuzgamientos que luego deben ser desmentidos, pero el daño ya queda hecho y las correcciones no trascienden tanto como la primer información y suelen ocupar un lugar menos destacado.
En otro aspecto, no necesariamente vinculado con lo medicolegal, tengo la impresión que la prensa se presta a la difusión y propaganda de "curas" pseudocientíficas, curanderismo, charlatanerismo y métodos supuestamente infalibles de tratamiento en enfermedades incurables con mayor avidez que a las noticias provenientes de la medicina "ortodoxa".
También en ello se debería reflexionar, ya que es posible el daño y la repercusión sobre la valoración social de la Medicina.

Departamento de Medicina LegalFacultad de Medicina- Universidad de la RepúblicaProf. Dr. Guido Berro Rovira Dirección Postal: General Flores 2125 C.P. 11.800Montevideo - UruguayTelefax: 9243414 int. 3386http://www.medlegal.fmed.edu.uy http://www.mednet.org.uy/dml/e-mail: mlegal@fmed.edu.uy

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